Escrito por RHC
El bloqueo de Estados Unidos
contra Cuba se volcó en un abigarrado soporte legal, pero en el proceso entre
los dos países para restablecer relaciones el presidente Barack Obama puede
reducir el contenido de ese andamiaje, como en la salud.
Es cierto que el bloqueo
finalizará si el Congreso estadounidense lo decide, aunque en disímiles esferas
puede atenuarse mientras transcurre el complejo camino hacia la normalización
de relaciones, un paso que no es igual al de la formalización.
Diplomáticos cubanos
destacaron que si bien las medidas contempladas en el asedio se convirtieron en
ley, el Presidente de Estados Unidos puede modificar su aplicación, como ya
hizo en algunos aspectos, en uso de sus facultades ejecutivas.
No se trata de que Cuba pida
lo imposible, pues se sabe que el Primer Mandatario del país norteño está
imposibilitado de actuar en ángulos como la prohibición a subsidiarias de
Estados Unidos en terceros países para comerciar bienes con La Habana.
Tampoco puede autorizar
transacciones con propiedades estadounidenses que fueron nacionalizadas aquí,
permitir el flujo turístico o eliminar que el pago de Cuba sea solo en efectivo
y por adelantado por las compras de productos agrícolas a Washington.
Como reconocen expertos
estadounidenses, Obama sí tiene la facultad de autorizar a sus compatriotas a
recibir tratamientos médicos aquí, atendiendo al desarrollo de la salud pública
cubana.
Otra facultad del inquilino
de la Casa Blanca
es dar luz verde a la exportación de medicinas y equipos que servirían para la
formulación de productos biotecnológicos cubanos.
Igualmente Obama puede
otorgar una licencia a la venta de materias primas que Cuba requiere para
elaborar medicamentos y a la comercialización en su país de renglones
biotecnológicos antillanos, de gran demanda internacional.
Se trata de canales
susceptibles de abrir si el Presidente estampa su firma en tanto transcurren
paralelamente las conversaciones entre representantes de ambos gobiernos.
Como se sabe, esas pláticas
se avizoran prolongadas en el tiempo por las antagónicas visiones sobre
derechos humanos, democracia, política exterior y soberanía nacional.
Cuba no va a negociar
cuestiones de principios y sobre ello y otros asuntos habrá que conversar
detenidamente.
Entonces, sería prudente que
el Presidente agotara sus dispensas para reducir el abultado protocolo del bloqueo
y dejar al Congreso solamente lo que es de su arbitrio.
La salud, uno de los bienes
más preciados del hombre, constituye un campo para explorar en beneficio de
ambos pueblos.
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